Hoy vamos a compartir una pequeña historia para reflexionar sobre el valor de nuestro tiempo, desde la óptica de un niño… 😉
El papá llega a la casa del trabajo bastante tarde. Está cansado y un poco irritado cuando se encuentra con su hijo de 5 años, que ha estado esperándolo.
El hijo: ¿Papá, te puedo preguntar una cosa?
El papá: ¿Si, qué pasa?
El hijo: ¿Papá, tu cuanto ganas por hora?
El papá: ¿por qué preguntas eso?
El hijo: Sólo quería saber, ¡dime cuanto ganas por hora!
El papá: Si realmente quieres saber, gano 20 dólares por hora.
El hijo: ¡Uy! ¿Entonces me puedes dar 10?El papá se puso muy irritado y respondió: Si la única razón por la cual quieres dinero es para comprar cualquier juguete u otra porquería, entonces te puedes subir a tu cuarto y acostarte de una vez. ¡Piensa en porque eres tan egoísta! Yo trabajo duro cada día para ganar dinero y tu te portas así…
El pequeño niño entró a su cuarto y cerró la puerta.
Después de un rato el hombre se sentó, y se puso aún más irritado con la pregunta del niño…
“¿Cómo se atreve a preguntar esas cosas sólo para que le den plata?”, pensó para si mismo…
Después de alrededor de una hora empezó a sentirse mal. “¿Tal vez necesitaba esos 10 dólares para algo especial? Muy raramente pide plata…”
El subió al cuarto del niño y abrió la puerta.
El papá: ¿Hijo, estas dormido?
El hijo: No papá, estoy despierto.
El papá: He pensado un poco, tal vez fui muy duro contigo antes. A sido un día largo y yo descargué mi frustración en tí. Aquí tienes los 10 dólares que pediste antes.El niño se sentó y sonrió, “ay, gracias papá!”. Luego el hijo alzó su almohada y sacó unos billetes arrugados.
El papá vio que el niño ya tenía plata y empezó a enojarse otra vez…El papá: ¡¿Por qué querías plata si ya tienes tanta?!
El pequeño niño empezó a contar su plata y miró a su papa.
¡Porque no tenía lo suficiente, pero ya lo tengo! Papá, ya tengo 20 dólares, así que ahora puedo comprar una hora de tu tiempo, dijo el niño y le dió la plata al papá. ¡Por favor llega temprano mañana, yo quiero comer contigo!La respuesta dejó al padre con mucha tristeza.
El abrazó a su hijo y le pidió que lo perdonara…
Esta historia nos ayuda a poner adecuada perspectiva a las cosas. Hay algo en lo que podemos ser los mejores del mundo! sin duda, número 1, mejor que cualquier otra persona en ese rol… y eso es siendo el mejor padre o la mejor madre… 🙂 para nuestros hijos, nadie puede hacerlo mejor que nosotros.
Procuremos el dinero necesario para brindar seguridad y bienestar para nuestra familia, pero mantengamos siempre la perspectiva sobre lo importante en cada momento. Hay instantes que no volverán jamás, disfrutemos del viaje…
Que excelente relato! Que bueno fuera que con dinero pudieramos comprar tiempo. Me encanto. Gracias por compartirlo, Fabian.