Mi último post respecto a los telares de mujeres dio que hablar y recibí muchos comentarios de agradecimiento y algunas críticas también 🙂
Lo interesante fue que también, recibí aportes sumamente valiosos para profundizar y complementar el análisis del tema, como el que hizo Lía Goren de Awayo y que voy a compartirles aquí. Lía es una amiga y mi terapeuta en temas de familia, cuenta con una mirada muy especial y única sobre las relaciones. Así que sin más preámbulo, los dejo en manos de Lía 😉
Cuando pude entender la mecánica de este negocio entré en colisión con la manera doblemente mentirosa que eligieron sus promotores para presentarlo.
La primera mentira se relaciona con la referencia al “telar”. Mientras el telar remite a la red, el patrón sobre el cual se organiza el negocio es la pirámide. Y no es un asunto menor, porque del patrón de red y el piramidal emergen mundo opuestos.
El patrón de la vida es el patrón de red. Dondequiera que usted vea el fenómeno de la vida, usted observará redes.
Las comunidades ecológicas y las comunidades humanas exhiben los mismos principios de organización, que son los principios de todos los sistemas vivos. La trama de la vida es red. En una red el flujo de las interacciones es horizontal, no hay ningún centro organizador que decida quién se comunica con quién ni cómo han de hacerlo. Siguiendo a Capra, en la naturaleza no hay “arriba” ni “abajo”, la interdependencia, la diversidad y la flexibilidad de una red son los principios de organización que establecen las condiciones para la abundancia de recursos, la colaboración y la resiliencia.
Por el contrario, toda pirámide es jerarquía (centralización). La jerarquía es un programa que verticaliza el flujo de los intercambios y obstruye la libertad de interacción de los componentes del sistema, por lo que es generadora de escasez.
Las redes empoderan a sus miembros (en la medida de su grado de distribución-conectividad). Pero empoderar-se (en el sentido del empowerment) es, en cierto modo, lo contrario de apoderar-se (en el sentido de apropiarse de un recurso tangible o intangible estableciendo un diferencial de acceso en relación a un conjunto cualquiera de sujetos y, a partir de allí, establecer un poder sobre esos sujetos en base a la escasez de ese recurso.
Esta cita explica el lado oscuro de las reglas de secretismo y creación de muros entre los clusters entre las unidades del negocio. En los telares de mujeres el esquema no tiene nada de colaborativo, es extractivo: los de arriba se nutren de los de abajo. Se trata de un proceso de acumulación y redistribución; para que algunos tengan más, otros tienen que tener menos. No hay solidaridad porque nada garantiza que a los de abajo les llegue la abundancia que se les promete y, peor aun, quedan sistémicamente obligados a extraer recursos de otras personas.
La segunda mentira de la presentación de este negocio está dada en el llamado a las mujeres desde su condición femenina. Esto me llevó a recordar lo que en el campo de la ecología ha sido distinguido como el principio femenino de la vida.
El principio femenino es abundante; el principio masculino que ha quedado desconectado de su lado femenino, se torna predador. Todas las formas de vida surgen del principio femenino, de tal manera que la fuerza creativa y el mundo creado no son diferentes ni están separados. Existe una continuidad vital entre el cuerpo femenino y la naturaleza. Cuando las mujeres y la tierra producen vida no hay menos vida, ni en la tierra ni en sus cuerpos. No quedó menos de mi ser femenino cuando tuve hijos, eso es abundancia y prosperidad. La abundancia se trata de la creación de valor.
La naturaleza como expresión del principio femenino de la vida es una condición previa y un sistema interrelacionado y se caracteriza por la creatividad, la actividad y el sostén de vida. La relación entre lo femenino y la naturaleza no es de dominación y propiedad. La mujer coopera con su cuerpo y con la tierra para incluir, dejar crecer y hacer crecer las cosas. Por otro lado, desde la perspectiva del patriarcado, las relaciones sociales y económicas predominantes han tomado a la naturaleza y a la vida por asalto, interpretan la diferencia como jerarquía, separación y amenaza, niegan la conexión e interdependencia de todo y desprecian la continuidad entre lo humano y lo natural.
Todos los miembros de una comunidad ecológica están interconectados por medio de una inmensa e intrincada red de relaciones, la trama de la vida. … El éxito de la comunidad entera depende del éxito de sus miembros individuales, mientras que el éxito de cada miembro depende del éxito de la comunidad en conjunto.
Fritjof Capra (1996) La trama de la vida.
Por eso quiero alertar sobre estos esquemas en los que, desde mi óptica, se recurre engañosamente a lo sagrado del principio femenino para promover una actividad que en nada se condice con él. Este negocio es un modelo predador. El modelo de “mal desarrollo” que venimos padeciendo considera que la naturaleza es un insumo, transformando la “terra mater” en una máquina y una fuente de materias primas. En esto van incluido el cuerpo, disposiciones, energía y tiempo de las mujeres, a tal punto que el negocio de la trata de personas hace rato que ha pasado a ser la tercera actividad más lucrativa después del tráfico de drogas y de armas.
Bueno, quiero agradecer a Lía por sus aportes y los invito a que se den una vuelta por su blog, en especial si tienen niños en sus vidas (hijos, sobrinos, alumnos), ya que encontrarán material super valioso!
Si no leyeron el 1er post sobre los Telares de Mujeres, pueden hacerlo aquí.
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