Hoy al volver de correr me senté unos minutos a respirar y recuperarme mientras corté una rodaja de melón «rocío de miel», ese que tiene un perfume muy intenso… al probar el primer bocado, dejé que esa explosión de sabor inundara toda mi consciencia mientras cerraba mis ojos para percibir aun mejor… mmmmm… 🙂
En ese momento me di cuenta que el sabor que estaba experimentando sería el mismo, exactamente el mismo, más allá de mi situación financiera. Tener nuestra vida financiera resuelta no nos hace disfrutar más de las cosas simples de la vida, de los aromas, los sabores, de un abrazo, la caricia de un ser amado, de la compañía de un amigo o amiga que nos nutre… y es que el dinero es importante pero no es la causa de nuestra felicidad, ni siquiera es la causa de nuestra prosperidad, sino que nuestra abundancia material es una consecuencia de habernos alineado con el disfrute, estar en eje y desde ese lugar de bienestar (que es nuestro mayor tesoro), tomar TODAS las decisiones cotidianas que nos mantienen en ese camino, y nos llevan a seguir aprendiendo y entendiendo… descubriendo sentidos cada vez más profundos a nuestra vida y nuestra experiencia humana.
Ahora bien, la falta de dinero, y el hecho de poner nuestra atención allí, sentir la carencia, preocuparnos por nuestra realidad financiera que no es la que nos gustaría tener, por la situación de nuestra empresa, o de nuestro país, o cualquier otra «excusa» que elijamos para preocuparnos, son paradojicamente la razón por la cual, no podemos permitirnos estar PRESENTES para disfrutar intensamente de esa rodaja de melón en nuestra boca… o de ese beso, o esa caricia o esa brisa en el rostro, o esa caminata descalzo… y es justamente ese estado mental, esa vibración de carencia, el mayor ladrón de nuestra prosperidad y bienestar. Porque nos «distrae» de las maravillas del instante, nos encierra y nos succiona hacia estados interiores que nos limitan.
Al reflexionar todo lo anterior me acordaba de las enseñanzas de Napoleon Hill y de su lista de las 12 cosas que representan las verdades riquezas en la vida:
1) Una actitud mental positiva
2) Nuestra Salud
3) Armonía en nuestras relaciones
4) Habernos librado del Miedo
5) La esperanza de progreso
6) La capacidad de accionar con confianza
7) La intención de compartir nuestras bendiciones con los demás
8) Brindarnos desde nuestros dones y talentos
9) Una mente abierta hacia todo y hacia todos
10) Auto-disciplina
11) Sabiduría para entender a la gente
12) Seguridad Financiera
…y es que el orden de la lista no es casual, cada vez tiene más sentido para mi. En algunos momentos, recuerdo que no entendía como podía ser que Hill hubiera puesto la Seguridad Financiera al final!!! En aquellos momentos, en los que aun «luchaba» por el dinero, me parecía que si lograba resolver mi situación financiera, entonces tendría tiempo y podría avanzar sobre estos otros aspectos más sutiles de mi experiencia humana… hoy me doy cuenta que estaba equivocado… algunas veces sacrificándome hasta perder la salud en pos de hacer dinero o cumplir con algún proyecto, dejando de lado todo el bienestar, trabajando sin cesar, sobre-exigiéndome y también exigiendo a mis colaboradores y tantas otras recetas «de éxito» que apliqué y que rindieron algunos frutos, pero nunca me brindaron paz…
Hoy me doy cuenta de la sabiduría de Hill en el orden en que presenta la lista… y es que cada una de las cosas que presenta es la llave para alguna o algunas de las siguientes, empezando claramente por nuestra actitud mental. Una actitud mental predominantemente orientada a la posibilidad hace al 80% del éxito en todo lo demás, y es la clave para alcanzar y poder disfrutar de lo alcanzado, así como también permite disfrutar intensamente ese bocado de melón justo a punto que se desarma hoy en mi boca… 😉
Excelente información gracias por compartirlo empezare a aplicarlo en mi vida
Eso lo aprendí con la muerte de mi madre el día que falleció el mundo se puso en automático parecía una película que miraba como un tercero paso casi medio año me peleó con mis padre y salí de mi casa sin dinero con mi madre que falleció y lo material y el dinero no contaban habían perdido valor aún hoy pienso igual pero que necesario lo es creo que a todo hay que saber darle su valor y sentido no siempre es fácil a veces la vida misma se encarga de recordartelo es un aprendizaje día a dia